miércoles, 17 de febrero de 2010

El aroma del Arrayán

Desde la asociación es un honor poder presentar el nuevo libro de Mariano Galiano, El aroma del Arrayán, que tendrá lugar en la Librería Hojablanca (Calle Martín Gamero, 6. Toledo) el viernes 19 de febrero a las 19:30. Además de las palabras del autor, la presentación correrá a cargo de Mariluz Comendador, bibliotecaria y traductora de La Escuela de Traductores de Toledo.



Os dejamos con un extracto del resumen:

“Hace unos años, al realizar las obras de reconstrucción de una casa en el barrio granadino del Albaycín, se encontraron emparedados en un muro 54 códices en lengua árabe y un manuscrito de papel grueso en cursiva arábigo-andalusí. Algunos fragmentos del manuscrito estaban seriamente dañados por la humedad y los insectos. Sometidos a un largo proceso de restauración, y una vez ordenados y catalogados, se pudo hacer la traducción del texto y la trascripción en este libro.”

domingo, 14 de febrero de 2010

La expulsión de los moriscos (III)

DEMASIADO ÁRABES PARA LOS CRISTIANOS, DEMASIADO CRISTIANOS PARA LOS MUSULMANES. El problema de su asimilación a través de dos tipos de literatura popular.

La imaginación y el odio cristianos cobran forma en un pliego de cordel. La literatura como fiel reflejo de las pasiones populares.

La visión acerca del morisco manifestada a nivel popular será inducida culturalmente desde arriba por clérigos y polemistas, y se manifestará en las expresiones “populares” que vienen a descubrir algo ya teorizado por los anteriores. Simplemente se constata -o se inventa, más bien- una imagen . Aunque los enfrentamientos entre la cristiandad y el Islam vienen de la edad media, estos eran aun en su mayoría de carácter casi exclusivamente militar y belicista, y ya corresponde al siglo de Oro la fijación de los caracteres de la hostilidad entre cristianos y musulmanes como podemos comprobar en tratados, obras literarias, refranes, romances, canciones, y muy especialmente, en los pliegos de cordel. En ellos el cristiano desarrolló una percepción sutil de lo morisco, inventando toda una serie de moriscos que se convertían en la antítesis de la sociedad española en formación. El resultado de este proceso será la unificación final del morisco en “un uno” definible, exterior y eliminable. Feo, fornicador, confabulador, sanguinario con sus víctimas o cautivos, malhablados e ininteligibles, opuestos a las costumbres culturales (gastronómicas, folclóricas, de ocio, ...) cristianas, etc, son calificativos que muestran la imagen real (que no veraz) del concepto morisco en las mentes cristianas. Es incuestionable que todo este odio buscará, como salta a la vista, el relato asombroso y en cierto modo “sensacionalista”.





En estos pliegos, el morisco es feo por naturaleza, oscuro, sucio; su fealdad deriva de sus vicios en el caso de los asimilacionistas, o de su asociación con las oscuras fuerzas del mal, en el caso de los partidarios de la extirpación: moro y moreno se identifican, así como también se confundirán con la oscuridad, y por tanto con Lucifer . No es extraño que un pliego rezase que “los confesos y los borricos / cuando chicos son bonicos” para dar muestra de esa fealdad asignada al morisco. Además atenta contra la sexualidad pura que destilan las enseñanzas bíblicas, pues “grande pecado y error que es en la ley de Mahoma, tener muchas mujeres y conceder fornicación con las esclavas” rezaba otro pliego. Su rechazo a comer cerdo y a beber vino serán también claro objeto de burla y desprecio, y en este caso no de temor y alarma, como se ve en aquel otro que decía “Chicharrones vendo, niña / manjar de cristianos viejos / que solo la gente limpia / es la que come los puercos” , o aquel otro que les acusaba una vez más de buñoleros, porque según entendían los cristianos eran muy aficionados a comer buñuelos: “Allá dentro en su bodega / está picando la carne / el pastelero le avisa: / “que no pase por la calle” / y los propios buñoleros / aunque son de su linaje / entre el aceite le avisan: / ¡que no pase por la calle! ”

Por otro lado, los pliegos de cordel se harán eco de los moriscos de la Península, del mismo modo que mostrarán al morisco de manera lejana y protagonizando historias que acontecieron en otros reinados o, como parte de la literatura fantasiosa y de hazañas que son, en la imaginación del que escribe. Así, un best-seller fue durante muchos siglos la narración de la Batalla de Lepanto vista como el mayor acontecimiento de la supremacía cristiana, y a pesar de haber tenido lugar en 1571, en el siglo XVII se seguirían editando pliegos bajo esa temática . Entre 1610 y 1611 los pliegos se multiplican e incluso algunos llevarán impresa la aprobación del Consejo de Castilla, lo que puede ser un indicio del aliento oficial que recibirían, en esos años, obras y autores que atacasen a los moriscos y alabaran la medida de Felipe III. No habría que ser tan tajantes al hablar de un supuesto empuje oficial a la edición de estos pliegos, pues no hay que olvidar que en esos años era una medida que no sería recibida de mala manera a nivel popular, aunque no le habría hecho falta al monarca una publicidad para conseguir adeptos a su decisión, si bien es cierto que algunos pudieron originarse en las diferentes redes que rodearan a la corte, ya que había negocio en la noticia y era lo que en ese momento “se llevaba”, hablando en términos contemporáneos. A medida que pasen los años de la expulsión el tema perderá la importancia que se le dio a principios del siglo XVII, y el morisco aparecerá ya como un personaje más formando parte de las leyendas y cuentos que poblarán los pliegos de cordel. Se debe señalar una idea fundamental: el odio al morisco no es excepcional, sino que es el mismo que aparece en los pliegos contra los judíos, gitanos y, en menor medida, contra los negros. Un odio irracional que iría en contra de lo que no se ajustara al modelo cristiano. Se añade que en el caso de los moriscos, este grupo reúne las características que lo acercan al Turco, el “terror de la cristiandad”, por lo que estos relatos acuñarán una composición algo más “sensacionalista” como ya hemos dicho.

Pero no serán únicamente autores anónimos quienes se dediquen a deformar y pregonar la imagen pública del morisco, y encontraremos como ya vimos una burla y una crítica basada en el desconocimiento y el odio de figuras tan respetables como Tirso de Molina, que guiado por ese extrañamiento en su dieta escribirá “a la nariz les llegó / un pedazo de jamón / el que es cristiano echó el diente / y el que no, las tripas echa”, como también rezaban los pliegos que repetidamente anunciaron aquello de “jarro sin vino, olla sin tocino / mesa de judío o morisco”. Pero sin duda Lope fue quien más uso hizo de todos los tópicos para algunas de sus composiciones, llegando a decir de ellos que “basta enseñarles la cruz / basta darles una voz; / que es gente que como arroz / pasas, higos y alcuzcuz. / Si bebieran vino casto / Si comieran buen tocino / No me pusiera en camino, / Pues para pasas yo basto”. Pondremos fin a estos “elogios” con uno especialmente simpático de Quevedo, en el que se burla sin contemplaciones de su lengua, la algarabía, en su obra Desenfados y juguetes, donde escribe: “Yo picador, macho herrado, macho golpeado, me confieso a Dios verdadero y soneta María tampoco y al bien trobado San Miquelecajo y al bien trobado San Sánchez Batista, y a los sonetos apóstatas San Perro y San Palo, y a vos padre espertual, daca la culpa, toma la culpa. Vuélvome a confesiar a todos estos que quedan aquí detrás, y a vos padre espertual que estás en lugar de Dios, me deis pestilencia de mis pecados, y me sorbais de ellos, amén Jesús” .


Porque somos superiores y al revés de los cristianos. Literatura “maurófila” y aljamiado-morisca

Los sectores amplios de moriscos y conversos que llegaban a integrarse en la sociedad española, con la ayuda de mucho tiempo y del olvido, permitirán hablar del fenómeno de integración con relativa relevancia a nivel regional y local. Incluso se verá en aspectos culturales tan específicos como la literatura, donde la importancia de muchos de estos cristianos nuevos se hará notar. Del mismo modo, la no adaptación morisca a la sociedad cristiana y el deseo irrefutable de no serlo nunca, tendrá su plasmación en los textos aljamiados. Por tanto, tenemos dos escuelas literarias bien diferenciadas que tratarán directamente el tema morisco y que estarán impregnadas de la misma y primerísimo razón: la resistencia morisca y las vivencias filomoriscas o filoislámicas.

De un lado tendremos la literatura semi oficial, o maurófila, escrita mayoritariamente por simpatizantes contemporizadores y moderados de la causa morisca que escribían ficción bajo la censura inquisitorial. Autores cultos que supieron hacer gala constantemente del eufemismo, y cuyo fin último era favorecer la tolerancia religiosa y la rehabilitación e inserción social del morisco. Por el otro lado, la subversiva o aljamiada, escrita por rebeldes y fanáticos fundamentalmente de tipo documental. Autores populares, en este caso, que hablan de su situación social con total libertad, y en la que no se evocan caballeros moros combatiendo galantemente, sino verdaderos rebeldes, cabecillas secretos y líderes secesionistas, en la cual encontraremos un sentimiento de dolor, combativo y clandestino que la distancia más de ese afán conciliador de los maurófilos. Parecen, en resumen, dos literaturas que tienen un mismo sujeto sobre el que escriben, pero que muchas veces entran en contradicciones a la hora de definirlo; esto puede ser debido, en parte, a una doble finalidad que tan bien las diferencia.


Literatura Maurófila semi-oficial.

Maurófilo es un término aprobado por la comunidad de investigadores que se refiere, no a la literatura mora o morisca, la que emana de ellos, sino a la que los ensalza. Una literatura que muestra la figura del moro “ensalzada y adornada de los ropajes más ricos y de las armas más resplandecientes, juntamente en los años en que se prohibía por edicto al morisco de carne y hueso su propia identidad cultural” ; buena parte de ella será, por tanto, una solapada forma de disidencia. En ella encontraremos un rotundo proselitismo religioso que testimoniará su misma desgracia colectiva para consumo de su propia comunidad perseguida, y casi siempre en castellano entreverado de aragonesismos y trascrito con caracteres árabes. Al fin y al cabo son textos que constituyen la otra cara de las fantasías literarias musulmanas, donde hablan (libres de censuras) sobre la situación histórica que les hizo nacer, y era justamente la intransigencia de los autoridades cristianas la que detona esa protesta oculta pero firme de esta literatura de tema moro.
La temática principal que la diferencia de la literatura aljamiada, y prácticamente del resto, gira en torno a las descripciones de varios aspectos distintos, entre los cuales hemos querido destacar:
- La indumentaria, un punto álgido de la identidad “de la nación morisca”, gravemente protestado cuando fue prohibida por edicto tras la guerra de las Alpujarras en que los moriscos pretendieron un regreso al traje musulmán que dignificara su revuelta política. Pérez de Hita, en Guerras Civiles de Granada, habla del atuendo de Muza, y dice que “llevaba su cuerpo bien guarnecido, sobre un jubón de armas, una muy fina y delgada cota, qual dizen jacarina, y sobre ella, una muy fina coraza, toda aforrada en terciopelo verde, y encima della una muy rica marlota del mismo terciopelo, muy labrada en oro”. Por el contrario, en la aljamiada no semi oficial, los moriscos han sido completamente separados de sus marlotas y terciopelos, presentándolos de una manera más natural y combativa.

- La maurófila habla de una orfebrería exquisita y abundantísima en numerosas ocasiones, colmada incluso de joyas, mientras en la aljamiada sus protagonistas tienen las arcas vacías de dinero, y por tanto de joyas, a no ser que sean unos mínimos recuerdos personales como un aljofarillo o una sortija de manos que leemos en la Tafçira del Mancebo de Arévalo .

- Los autores maurófilos se expresan en lengua castellano, porque es como están escritas sus aventuras heroicas, y así daban un espaldarazo a la idea de la imposible asimilación pacífica. Sus personajes, por tanto, hablan castellano perfectamente, aunque no por ello dejen de hablar algarabía a escondidas y en privado. Por el contrario, en los textos aljamiados se clama abiertamente por la lengua perdida y prohibida, y se nota un estallido de odio hacia la que la empezaba a suplantar, con letras que nos dan cuenta dramática de la humillación y del resentimiento de los moriscos.

- En los escritos maurófilos la conversión al cristianismo un tema callado sine qua nom, y en vista de una más que posible censura inquisitorial. La presencia de musulmanes que se mantienen irreductibles en su fe será, por el contrario, un clásico en los escritores aljamiados.

Sus obras más extendidas y representativas serán fundamentalmente la de Ginés Pérez de Hita, Guerras Civiles de Granada, poco anterior a la vida del pícaro Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, o el anónimo Abencerraje, tienen el propósito de dignificar la casta perseguida y promover el espíritu de reconciliación y armonía entre la cristiandad oficial y los moriscos ; Pérez de Hita en 1597, dos años después de publicar su obra, concluirá un libro de memorias sobre la Guerra de las Alpujarras, la Segunda Parte de las Guerras Civiles de Granada, que no será impreso hasta 1619 aunque se sabe que se pretendió imprimir ya en 1610 . Del mismo modo, La hija de la Celestina de Salas Barbadillo, publicada en 1612, trazará una imagen de la madre de la protagonista como una morisca que odia profundamente a los cristianos, pues sus padres murieron en un Auto de fe en Toledo. Una mujer dada al sexo libre y abundante con amantes que elegía entre los esclavos venidos de Orán y Túnez, pero que al casarse cambiará radicalmente y se convertirá en el paradigma de mujer y madre.






Textos prohibidos aljamiados

La difícil convivencia de la minoría morisca y la sociedad cristiana culminó con la expulsión de 1609, aunque una buena parte de estos moriscos estaban plenamente integrados en la lengua y la cultura española, y en el destierro siguieron escribiendo en español, generalmente obras de polémica en contra de los que les habían expulsado, pero también con temas y formas literarias del Siglo de Oro. El español se conservó en Túnez hasta el siglo XVIII y en todo el Norte de África quedaron huellas culturales y lingüísticas de estos españoles de religión musulmana. Del mismo modo, la algarabía también se mantuvo en la península durante los años siguientes a 1492, circulando en el a nivel interno y privado textos en árabe y en aljamía (incluso hasta en castellano) cargados de crítica anticristiana, y basados en un principio fundamental, no demostrable pero fácilmente reconocible: nuestra comunidad es la mejor. Un sentimiento colectivo de autoafirmación en oposición a la comunidad cristiana, en una comunidad fuertemente estructurada a través de la religión, por lo que también habría que determinar otro principio más que completa el anterior: nuestra religión es, por tanto, también la mejor . Textos que nos asomarán a una España invertida en sus valores tradicionales más representativos, pues dicen lo impronunciable en el siglo XVII : el Islam es una religión verdadera, Mahoma es el auténtico profeta, y Ala al Dios verdadero al que hay que rezar. En esta literatura Mahoma es el auténtico profeta de Dios, con numerosas leyendas que nos hablan de su ascensión al séptimo cielo y de la luz heredada de Adán que resplandece en su frente; mientras, para autores cristianos como Lope, representante de la españolidad más rancia, será objeto de burla descabellada y lo acusará de engañar a sus fieles desde La Meca, siendo el portavoz del descrédito nacional del Profeta al insistir en leyendas como la de su supuesta cojera.
A lo largo del siglo XVII los últimos moriscos sometidos a la más estricta clandestinidad (los que se quedaron y los que volvieron), produjeron esta literatura de resistencia secreta en la que expresaron sus vanas esperanzas y lloraron su trágico sino histórico; y lo hicieron curiosamente en un castellano que transliteraba caracteres árabes. Esta literatura aljamiada invierte el castellano y lo hace hablar a la fuerza en sentido contrario, “al revés de los cristianos”. Por su condición clandestina, es una literatura libre y probablemente “la única literatura disidente del Siglo de Oro que pudo ser totalmente sincera” según López Baralt, pues era escrita por disidentes para su propio consumo, sin buscar fama ni reconocimiento más allá de sus propias comunidades moriscas. Contará, eso sí, con una limitación temática en los escritos, dado por la subordinación de casi todos los textos al propósito central de preservar la fe islámica entre los moriscos. Será, atendiendo a los factores que enumera Montaner Frutos, una literatura preceptiva y gramatical, lo que permite a sus lectores un mayor y mejor conocimiento de la lengua árabe, y aunque no se entendiesen en su totalidad, son testimonios de la herencia cultural recibida y celosamente resguardada. Son obras didácticas que adaptan una posición docente a través de la tendencia a frases incondicionalmente ciertas y válidas, manteniendo casi íntegramente la terminología árabe. Muchas veces recurren también a la clásica fórmula de la literatura de dichos y castigos morales, presentando los problemas mediante una conversación entre un maestro y un aprendiz, del mismo modo que abundan los Recontamientos: relatos breves de o de ámbito cultural o procedencia folclórica islámica, lo que dota a estos textos de gran interés para el conocimiento de la producción cultural islámica peninsular .
Paralelamente aunque en menor cantidad, y también debido a la desesperada situación de los criptomusulmanes peninsulares, recurrirán a un subterfugio fascinante para manejar la situación y autoanimarse: los aljofores o profecías, unos manuscritos con pretensiones centenarias que adelantan un porvenir triunfante a la casta musulmana. Su interés quizá ya no resida tanto en el carácter crítico y combativo de los textos anteriores, como en el uso de rogarías y poesías religiosas, así como conjuros mágicos y adivinatorios.