viernes, 30 de octubre de 2009

ALLLL...

Alcázar. Alcántara. Alcazaba
Y el Tajo, pintor a su paso,
dibujaba.
Y el cantaor cantaba,
borracho de esplendor.
Y el huerto bailaba.
Nunca se acaba aquí
lo que se daba.
Aquí.
La espada del sol
atraviesa el rencor
por donde antaño
Toledo sangraba.
Si muerto me encontraran
en algún rincón
de esta nuestra flor,
dejad
que me entierre
el viento seductor
envuelto con la lluvia,
abrazado a una alcazba
en el barro
de la alcazaba.

Esta y otras poesías de Ghaleb Zarah Katib, recogidas en su libro La Aurora de Toledo (Editorial Ledoria, 2007), puedes leerlas y algunas tardes escuchárselas a él, en uno de los verdaderos (y de los pocos) remansos de paz de Toledo, la tetería LA ROSA DE JERICÓ, en la calle de la Plata.

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